El suspiro no me delatará,
son mis ojos los que te dicen quién soy.
¿Porqué te niegas a creerlo?
Si mi vida la he encadenado a tu figura
y la luna ha sido la ofrenda perfecta en nuestras noches, juntos.
Nunca pensé que este vacio fuera tan grande,
tu lejos, donde termina el camino,
yo aquí, con el cuerpo frío ,
¿Porqué te niegas a sentirme?
Nuestros cuerpos piden unirse
en un letargo de miel y sangre,
no olvides que me necesitas para sentirte vivo,
no olvides que te necesito para seguir viviendo.
Solo déjame robarte un último beso,
y así, juntos, unidos por nuestro aliento
te enseñaré que el amor puede perdonar,
nuestro amor puede hacerte olvidar.
Y nunca más volver a llorar.
Yo ya perdoné...
¿Y tú?
¿Seguirás envenenandote a costa de la felicidad de quién no supo respetarnos?
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