Salgo apróximadamente de casa a las 8:15am... todo un maldito colectivo que normalmente tarda años en llegar a mi destino. Porque el otro colectivo, el que llega rapidisimo tarda, pero en pasar. Tengo que bajar en Zaragoza, a la altura de un mercado, es decir, no falta el cargador malhablado e impertinente que saque un comentario estupido de mi...
Camino y camino, normalmente uso tacones delgados y es un tanto fastidioso... qué digo fastidioso... es una chinga cuando de calles empedradas se trata. Ni modo, a esquivar las piedritas.
Y bueno, en esta calle donde se encuentra el despacho en la esquina está la Iglesia del Rayo y si te sigues unas callecitas hay funerarias y el Panteón Municipal. Así que diario o por lo menos bastante seguido veo personas que salen de las misas de cuerpo presente para llevar la carroza al panteón. Cosa que no me desagrada en lo absoluto, ya me acostumbré.
Frente a la oficina hay una florería que por obvias razones, está llena de coronas de muerto.
A las 2pm salgo a mi dichoso horario de comida, esta última semana me he ido a Zaragoza donde los chicos oscuros pintan las rosas negras y de otros colores a pasarme el tiempo platicando y oliendo los aerosoles, pero prefiero eso a quedarme aqui encerrada viendo pasar a los muertos. Aparte veo a mi asunto je.
Cerca de las 5:30 se pone un puesto de tacos a un lado de la floreria, es la peor hora del día seguramente, porque la oficina se impregna tanto de ese olor que ya no se me atojan los dichosos tacos... eso si es grave.
Salgo de trabajar a las 8pm. Y vuelvo a caminar hasta Zaragoza, tomo el bus y ya, de regreso a casa.
No sé porqué pero empiezo a odiar esta rutina.
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