30.5.07

Entrega II

Hasta la eternidad.

Caminando por la orilla del mar me encontré un ángel, lo supe por sus hermosas alas plateadas, ojos que irradian paz y tranquilidad, facciones muy finas, casi como si fuera una pintura, piel de cerámica, limpia, perfecta. Completamente encantador.

Este ángel hermoso me llevó a conocer cada rincón de la playa. Bajó la luna para que por un instante pudiese tocarla y encarnarme a su fresca, blanca y enigmática esencia. Hizo que cada uno de mis poros destilara luz y amor, tanto que me pude espantar.

Conocí al ángel más seductor y carismático del cielo, hasta creí por momentos que alguien divino lo había mandado solo para mi, lo sentía tan mío, tan real que supe que ya no podría estar sin él.

Una noche en la que el mar estaba enfurecido mi ángel abrió sus alas para cubrirme y no tuviera miedo. Las olas chocaban en la arena con la fuerza que solo el inmenso mar puede sentir. Temblé de miedo y le pedí que jamás dejará que ni el océano enfurecido, ni el aire, ni el fuego o cualquier peligro me tocara y él... con su mirada estremecedora lo juró.

Por mucho tiempo me sentí realmente protegida y convencida de que por fin mis actos, mis sentimientos y mi propia vida tenían sentido y que me debía a alguien. Un ángel, sabía que debía confiar. Es un ángel.

Sin embargo... ¿Los ángeles pueden amar y ser amados?

Hace un tiempo yo descansaba sobre la arena, la brisa de la madrugada refrescaba mi cuerpo. No me di cuenta cuándo me quedé dormida, pasaron los minutos y seguía sola, recostada, la superficie de mi cuello estaba descubierta. Solo recuerdo que un escalofrío estremeció mi piel y en seguida el dolor más agudo que jamás había sentido se clavó en mi cuello. Asustada abrí los ojos, pensé en mi ángel, pedirle ayuda, pero distinguí las alas plateadas, estaban frente a mi, abiertas en todo su esplendor, me desconcerté, quise mover mis piernas pero él estaba clavado a mi yugular devorando mi roja existencia.

De repente él tomó mi mano izquierda y encajó su par de colmillos, parecía alimentarse no solo de mi sangre, también de mi fe, confianza y ganas de vivir.

Él levantó el rostro y me dolió ver la profundidad de sus ojos, ahora rojos, con la mirada enardecida y hambrienta, reconocí algunos rasgos que sentí muy familiares, las alas, la piel de porcelana... era mi ángel convertido en un ser de la noche.

Él soltó el llanto. Yo apenas tenía fuerzas, estaba débil, confundida y enojada. Me mostró su mano, las venas estaban hinchadas. Nunca lo había visto dudar de sus actos y en un arranque para agilizar la decisión abrió una cicatriz que yo nunca había notado en el antebrazo, enterrando la afilada garra hizo brotar su rojo elixir y poniendo su piel en mis labios me hizo beber.

No tenía voluntar de negarme. Calleron poco a poco las gotas rojas en mi boca y aunque el sabor no me era nada familiar me dejé llevar. Él seguía llorando, sus mejillas mojadas perdieron el color y se hicieron más pálidas. Lo vi rejuvenecer pero al mismo tiempo desmoronarze de tristeza. Quizás no era el destino que tenía para mi, pero ya no había vuelta atrás.

Mientras tocaba su rostro con mis manos delgadas y ensangrentadas perdí la razón. Incluso dejé de respirar y sentí un vacio en el pecho que hasta hoy no puedo borrar. No sé cuánto tiempo pasó para volver en mi. No recuerdo haber soñado o si en verdad me perdí en otra dimensión.

Cuando pude abrir los ojos estaba él en medio de una oscuridad abrumadora, de inmediato me busqué las heridas en el cuello y mi mano pero no encontré nada, al contrario, increíblemente mi piel era más blanca de lo normal, brillante, porcelana viva.

Me levanté y caminé buscando un espejo, pero solo el reflejo tenue que encontré no me permitió ver más que mi silueta difuminada en la noche.

Él me describió a detalle, mis ojos tomaron una tonalidad ambar, mi cabellera era larga, casi a la cintura y negra como la noche, mis facciones eran suaves y perfectas, mi figura era completamente definida y estilizada. Belleza absoluta.

Sabía que él no podía verme a los ojos sin sentir vergüenza, solo me abrazaba y tocaba mis manos y mejilla. Me acariciaba de tal manera que yo no podia encontrar lugar a dudas de que me quisiera... me amaba.Al paso del tiempo pude acostumbrarme a mi nueva forma de... existir. Sabía que ya no era la misma de antes, ni el mar que era tan hermoso de dia podría disfrutar, pero su inmensidad, furia y seducción en la noche se volvieron suficientes para mi. Salía todas las noches a buscar alguna presa para alimentarme y caía rendida y saciada en la arena intentando comprender mis nuevos instintos.

Hoy ya no extraño la luz. Me gusta caminar con pasos tranquilos y sigilosos entre sombras, la luna es y será mi complice por siempre y él... hoy sé que no es un ángel, es un ser hermoso, hijo de la noche.

Cuando la madrugada cae en todo su esplendor él se acerca a mi con todo su deseo en la mirada, con la pasión destilando por cada centimetro de la piel. Abre sus alas siempre tan hermosas, me cubre de plata, besa mis labios acariciando mis senos firmes, me hace entrar en desesperación y entierro mis garras en su espalda, muerdo sus labios y lo escucho suspirar de placer.

Cuando mas cerca estoy de ser suya en cuerpo y alma y nos volvemos uno mismo para demostarnos que nos necesitamos es cuando agradesco más que me haya convertido en lo que ahora soy. Sentirlo en mi y bailar con las sombras frente al enigmático azul del mar y su luna resplandeciente es cuando me siento viva... otra vez.

Ahora sé que seré suya para toda la eternidad y acepto mi condición porque lo amo.

1 comentario:

La Cueva Del Dragón dijo...

Ohh!! Hermosa historia, muy romantica y erotica a la vez..

Realmente me gusto mucho, mis respetos para tu escrito, es algo q te envuelve a tal grado de vivir cada letra...

Un abrazo y un beso..

Por favor sigue escribiendo....


Lord Vampfire